En un contexto en el que la acción por el clima es un tema prioritario para todos, es imperativo seguir trabajando para abordar el principal desafío que enfrenta la aviación: la descarbonización del sector aéreo. Al recordar que no hace tantos años volar era un lujo al alcance de muy pocos, el verdadero reto radica en lograr una aviación sostenible que no comprometa su accesibilidad para todos los bolsillos.

Un doble objetivo que nos llevará a mejorar el sistema de transporte aéreo en España, haciéndolo más sostenible desde una triple perspectiva: medioambiental, económica y social. Y por ello debe ser prioritario en la agenda de todos los actores involucrados.

Una solución eficaz a corto plazo para avanzar hacia este objetivo para por desarrollar los combustibles sostenibles de aviación (SAF). Con la capacidad de reducir hasta un 80% las emisiones de CO₂ del ciclo de vida del carburante, el SAF ya se puede mezclar en un 50% con el combustible convencional sin necesidad de adaptaciones adicionales.

Además, apostar por el SAF no solo contribuirá a la sostenibilidad medioambiental, sino que también representa una oportunidad para España: nuestro país podría posicionarse como un centro de producción y exportación de estos combustibles a nivel mundial, generando riqueza y empleo.

Sin embargo, en ese camino nos encontramos con una barrera importante: la implementación del SAF se ve obstaculizada por su escasez y su elevado precio. Necesitamos el apoyo de los poderes públicos para incentivar la producción del SAF, para favorecer su producción a escala y facilitar que la aviación sea cada vez más sostenible.

¿Y por qué quedarnos aquí? Podemos apoyarnos también en proyectos europeos, como el Cielo Único Europeo (Single European Sky, o SES, en inglés). Esta iniciativa permitiría vuelos más directos, cortos y con menores emisiones de CO₂, reduciendo hasta un 10% la huella de carbono de todos los vuelos. A pocos meses de las elecciones europeas, instamos al Gobierno a que defienda su implementación en la UE, lo que contribuirá significativamente a nuestro objetivo de emisiones netas cero para 2050.

Sin lugar a dudas, el turismo es una vía de desarrollo económico y social para todos los países: es fundamental en el caso de España, y las políticas que lo castigan son un retroceso tanto para el sector como para el sistema económico. Por eso, nos preocupan las propuestas que abogan por la introducción de impuestos, como el gravamen al queroseno de la aviación que propone la reforma de la directiva de Fiscalidad Energética.

Solo esta medida supondría la pérdida de 4,5 millones de turistas internacionales, además de 169.000 empleos y casi 10.000 millones de euros del PIB en 2030, cuantifica la consultora Deloitte en el estudio Volando hacia un futuro sostenible.

Desde la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), estamos comprometidos con alcanzar las emisiones netas en 2050, pero con medidas que posibiliten la descarbonización de la aviación sin comprometer su crecimiento. Desde el sector aéreo abogamos por el combustible sostenible SAF, la implementación del Cielo Único Europeo y la intermodalidad real y efectiva frente a medidas que persiguen el decrecimiento de la aviación, como el impuesto al combustible o la eliminación de los vuelos cortos, medidas que no descarbonizan y que debilitarán a Europa. 

Y en especial a España por su dependencia del turismo, frente a sus competidores de América, Asia y el Golfo. Hay que poner freno a las medidas que entorpecen el desarrollo, el crecimiento y no descarbonizan y fomentar, por el contrario, las que nos permitan alcanzar ese objetivo común: una aviación sostenible desde la perspectiva medioambiental, económica y social.

***Javier Gándara es presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA).