Los pistachos son un fruto seco saludable y perfecto para picar entre horas.

Los pistachos son un fruto seco saludable y perfecto para picar entre horas. Pixabay

Nutrición

Ordenan la retirada inmediata de estos famosos pistachos en España

El Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea ha detectado la presencia de un tipo de toxinas peligrosas para la salud.

21 abril, 2024 12:08

El Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (Rasff) ha remitido una alerta alimentaria advirtiendo de la presencia de aflatoxinas por encima de los niveles permitidos en pistachos procedentes de Turquía. El aviso fue emitido por España el pasado 10 de abril, y ha sido calificado por el organismo europeo como "un riesgo grave" para la salud, ya que el consumo de estas sustancias aumenta el riesgo de padecer cáncer.

Según los datos que aparecen en la alerta publicada a nivel europeo, la presencia de este tipo de toxinas fue detectada en un "control fronterizo". El Rasff ha ordenado "informar a los destinatarios" del incidente que podría poner en riesgo la salud de la población. Las aflatoxinas son producidas por el hongo Aspergillus, localizado especialmente en zonas con climas cálidos y húmedos, y su exposición se relaciona con un mayor riesgo de padecer ciertos tumores.

En realidad, estas toxinas pueden encontrarse en multitud de productos alimenticios que estén almacenados en condiciones de humedad y temperatura que favorezcan el crecimiento de moho. Es el caso de las nueces, cacahuetes, pistachos, avellanas, almendras, higos secos, maíz, arroz o cereales en grano, entre otros. Es cierto que resultan fácilmente identificables, pues se aparecen en forma de pelillos o pintas negras en la piel interna del fruto seco, que estén resecos o con un color extraño.

[Estas son las tres enfermedades graves en España que se evitan comiendo pistachos]

Las aflatoxinas son difíciles de detectar y eliminar debido a su resistencia al calor, con temperaturas de descomposición que oscilan entre 237°C y 306°C, según indican distintos estudios, lo que significa que muchos métodos de cocción comunes no son suficientes para destruirlas.

El consumo de alimentos contaminados con estas toxinas está directamente relacionado con un aumento en la prevalencia de cáncer de hígado, como lo indica el National Cancer Institute de Estados Unidos. Desde los años 60, cuando se inició el estudio de las aflatoxinas, ha habido un esfuerzo por controlar y reducir su presencia en la cadena alimenticia. Esto ha contribuido a la disminución de la incidencia de cáncer de hígado en los países que implementan rigurosos controles de seguridad alimentaria.

Para mitigar el riesgo de estos compuestos, es crucial mejorar las condiciones de cosecha y almacenamiento de alimentos susceptibles. Controlar la humedad y la ventilación, así como evitar la presencia de insectos, son pasos esenciales para prevenir el crecimiento de moho. Además, es importante descartar cualquier alimento que muestre signos de deterioro.

Desde la Unión Europea se han establecido límites máximos de aflatoxinas permitidos en alimentos para humanos y animales. Estas regulaciones, junto con los controles y análisis de productos, han contribuido significativamente a reducir la incidencia de aflatoxinas en los alimentos disponibles para el consumo.

Sin embargo, los países con condiciones climáticas tropicales o subtropicales, donde la humedad es alta y las condiciones de almacenamiento no son ideales, enfrentan desafíos mayores. Para estas zonas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda medidas específicas como inspeccionar visualmente los cereales y frutos secos para detectar y descartar aquellos que parezcan mohosos o dañados.