La teniente coronel Pilar Salvador (centro) junto al equipo sanitario que viajó a Tailandia

La teniente coronel Pilar Salvador (centro) junto al equipo sanitario que viajó a Tailandia Cedida

Reportajes

Las 26 horas en las que Pilar y otros 11 militares trajeron a Álex desde Tailandia para salvarlo

Las Fuerzas Armadas fletaron un A330, duplicando personal y medios técnicos, para salvaguardar la vida de un paciente en estado grave.

23 abril, 2024 02:58

Hacía horas que el operativo había finalizado con éxito, el paciente descansaba desde una cama de hospital al lado de sus familiares, cuando sonó el móvil de la teniente coronel Pilar Salvador. Eran las 9 de la mañana de este lunes y el mensaje procedía de un número desconocido. “Buenos días, Pilar. Quería darte las gracias por todo lo que has hecho y por estar siempre con nosotros”. Firmado: Álex García. “Cuando lo recibí no sabes la emoción… Esto es lo que me da fuerzas para seguir trabajando”, asegura al teléfono la receptora. 

Ella, Pilar Salvador, había sido la responsable del operativo que trajo a casa a Alexander García Galas, un hombre de 36 años natural de Basauri (Vizcaya), que llevaba más de un mes en un hospital de Tailandia aquejado de una pancreatitis necrotizante que se complicó hasta poner en riesgo su vida. Pilar, junto con el resto de su equipo, es la persona que probablemente le haya salvado la vida. El Ejército del Aire movilizó a todos sus efectivos y un avión medicalizado aterrizó este domingo en el aeropuerto de Bilbao, desde donde se trasladó al paciente al Hospital de Cruces, en la capital vizcaína, para que continuara recuperándose cerca de los suyos. 

El operativo había comenzado una semana antes. “El lunes pasado a las 8 y pico de la tarde me llama el mando de combate y me dice: ‘Pilar, prepárate, que te necesitan’. Se trata de un civil, que está en Bangkok, y su estado es grave”, narra Pilar Salvador. La teniente coronel es médico especializada en evacuaciones, con 30 años de experiencia en el Ejército y cuatro al frente de la Unidad Médica de Aeroevacuación (UMAER). Era la persona idónea para sacar adelante una misión de este tipo. 

[Margarita Robles tras la repatriación de Álex García: "El Ejército no deja a ningún español atrás"]

La familia de Álex, que había viajado a Tailandia de turismo, ya había intentado traerlo de vuelta en un par de ocasiones. En la primera, mientras iba acompañado por un médico, el piloto lo impidió porque el enfermo estaba “vomitando”. Lo trasladaron a otro hospital, donde llegó a sufrir un paro cardíaco que obligó a intubarlo. 

Sus familiares contactaron con los responsables de una póliza de seguros que había contratado el turista vasco, aunque desde la compañía respondieron que no existía la posibilidad de evacuación en las circunstancias en las que se encontraba. Así que el segundo y último intento consistió en contratar a dos médicos privados, que también descartaron la repatriación, ya que consideraron que al paciente le faltaban 30 litros de oxígeno por los cuatro que estaba recibiendo en el hospital. 

“Comenzamos a hacer todas las gestiones para comprobar su estado de salud, a través de informes médicos, videollamadas, contactos con los médicos de allí y con la familia. Y el miércoles determinamos que era posible realizar el traslado de forma segura”, relata la médico militar. Aunque, ni el avión, ni el operativo ni el personal médico podían ser convencionales. “Se necesitaba un A330, porque era el único aparato con el que podíamos hacer el vuelo sin escalas”, declara la responsable de la misión. 

La ministra de Defensa, Margarita Robles, con Pilar Salvador a su lado y el resto del operativo a su regreso en la base militar de Torrejón de Ardoz

La ministra de Defensa, Margarita Robles, con Pilar Salvador a su lado y el resto del operativo a su regreso en la base militar de Torrejón de Ardoz Ministerio de Defensa

Una UCI aérea

En estos aviones, empleados para vuelos intercontinentales, pueden caber unos 300 pasajeros en un vuelo comercial. En éste, sin embargo, iban 11 expertos sanitarios, otros 16 tripulantes, dos pilotos, Tere -la madre de Álex- y Saioa -su cuñada-. “La presencia de sus familiares era muy importante porque se trataba de un vuelo muy largo, en el que el paciente iba a estar la mayor parte del tiempo consciente, y desde un punto de vista psicológico nos ayudaba a mantenerle con ánimo”, prosigue la doctora. 

Ella y su segunda, la teniente Penélope Salomé Márquez -embarazada de cinco meses-, se quedarían en tierra para coordinar la misión. Los elegidos para viajar a Tailandia eran un director médico, dos intensivistas, un residente de último año en medicina intensiva, otro de urgencias y emergencias, dos enfermeros de vuelo y cuatro técnicos sanitarios expertos en evacuaciones. 

El paciente Álex García pasa del avión medicalizado a una ambulancia

El paciente Álex García pasa del avión medicalizado a una ambulancia Cedida

La teniente coronel dicta todos sus nombres de carrerilla: “Francisco Cantalejo Pérez, capitán Miriam Romo, capitán Salvador Vicioso, cabo Pablo Martín Núñez Achaval, capital Clara Belén Carcedo…”. “Muchos de ellos estaban volviendo de otra evacuación de un militar en San Diego [Estados Unidos] y los necesitábamos para ya en otra parte del mundo”. 

El viernes por la tarde el A330 partió de la base militar de Torrejón de Ardoz (Madrid) y tras un vuelo de 12 horas aterrizó en Bangkok. Los pilotos y el resto de la tripulación se fueron unas horas a descansar, como dictan las leyes de la aviación antes de volver a volar, aunque “el equipo médico se fue inmediatamente al hospital en el que se encontraba Álex”. “Allí se encontraron a un tío muy fuerte, con mucho coraje, porque sin la actitud que ha tenido hasta ahora no habría salido adelante”. 

- Su actitud ayudaría mucho, pero ¿vosotros le salvasteis la vida? 

- En el hospital en el que estaba hicieron lo que pudieron. El tema es saber bien lo que es la pancreatitis necrotizante. No hay un tratamiento específico, lo único que se puede hacer es tratar síntomas y complicaciones. Allí le hicieron una serie de lavados peritoneales y le recetaron antibióticos, antibióticos y antibióticos. Pero es que luego se complicó con una neumonía y una infección provocada por el tubo que le pusieron en el abdomen. Hay que estabilizar al paciente, pero él es el que lucha. 

[Así es la pancreatitis que sufre Álex, repatriado de Tailandia: una inflamación común con riesgo letal]

Medios duplicados

De modo, que al día siguiente de llegar a Bangkok los sanitarios subieron a Álex en una ambulancia, lo montaron en el avión militar que había llegado desde España y se embarcaron en un vuelo de vuelta de 14 horas. “Allí ya estaba recibiendo la misma atención que tendría en una UVI de un hospital español. Habíamos duplicado los medios técnicos y humanos para que no fallara nada: oxígeno, monitores, personal… Lo primero que hicieron los médicos fue quitarle el tubo, que le molestaba muchísimo, y el tío aguantó despierto todo el viaje. Es un campeón, un luchador”, reitera la teniente coronel Salvador. 

Como buena militar en la retaguardia le concede todo el mérito a quienes estaban en primera línea: a su equipo, al paciente y a la familia de éste, “que en todo momento le prestó un apoyo básico”. “Cuando llegó a Bilbao tenía incluso mejor cara, imagino que también por la alegría de volver junto a los suyos. Pero le había desaparecido la fiebre y llegó en unas condiciones muy buenas al hospital para un viaje tan largo en un estado tan delicado”, subraya la jefa del operativo. 

- ¿Hubo algún momento crítico, en el que pensárais que no iba a salir adelante? 

- Realmente lo peor ya lo había pasado en los días anteriores. Durante el viaje no hubo ningún momento en el que se encontrara peor de lo que había estado. 

Álex García se recupera ahora de una dolencia que estuvo a punto de costarle la vida a miles de kilómetros de casa. Los médicos del Hospital de Cruces han informado de que el paciente está “estable dentro de la gravedad” y advierten de que la recuperación será “larga”. 

La propia ministra de Defensa, Margarita Robles, acudió a la base militar de Torrejón de Ardoz el domingo por la noche para recibir a los miembros del operativo después de que estos llevaran a Álex a Bilbao. Allí dijo que “las Fuerzas Armadas nunca dejan a nadie atrás”. Pilar Salvador, que también estuvo en la pista de aterrizaje para abrazar a sus compañeros, añade que “no es la única misión de este tipo” que ha realizado recientemente la Unidad Médica de Aeroevacuación y que su labor es “estar al servicio de la sociedad”.